¿Qué son y cómo se componen los huesos?
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Los huesos del ser humano no son estructuras estáticas, tienen un metabolismo muy activo y están formados por células, agua, proteínas y minerales. Son tan importantes como el cerebro, corazón, hígado o los músculos. Una de sus principales funciones es dar el soporte del cuerpo, pero también tienen otras tan vitales como las de ser el productor de sangre a través de la médula ósea y participar activamente en el equilibro funcional de todo el organismo siendo el principal almacén de minerales.
En cuanto a sus características, los hay de formas, tamaños y funciones muy variados, no son tan rígidos como se cree, ni tan livianos como parecen, y dependiendo del contenido mineral y de las características de su micro arquitectura pueden ser más o menos frágiles. Su formación, mantenimiento y nutrición están reguladas por diversas substancias, por hormonas y por la cantidad y calidad de los nutrientes que ingerimos. Los huesos se alimentan a través de una muy basta red de vasos sanguíneos.
¿De qué están formados los huesos?
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El organismo está formado por diversos sistemas, órganos y tejidos. Nuestro sistema musculoesquelético está formado principalmente por una variedad de tejido llamado conjuntivo (también denominado tejido conectivo). Esta variedad histológica de tejido es la que da origen al hueso, al cartílago, al tejido graso, a los ligamentos y tendones entre otros. A su vez, el hueso está formado y mantenido por células especializadas que se gobiernan a través de un proceso que se conoce como remodelamiento óseo (ver video “
Características de hueso normal”) . El tejido óseo también incluye a la médula ósea.
El esqueleto está constituido principalmente por el tejido y médula ósea. El 70 % es inorgánico (25% de agua y 45% de minerales), y el 30% es materia orgánica (principalmente por una proteína llamada colágeno). Por lo tanto los componentes inorgánicos alcanzan aproximadamente 2/3 del peso óseo y tan solo 1/3 corresponde al componente orgánico.
¿Qué es el contenido mineral inorgánico de los huesos?
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Los minerales son elementos químicos simples, imprescindible para el desempeño de las células del organismo y contribuyentes esenciales para la conservación de una salud adecuada. Aunque el Calcio y el Fósforo son los elementos minerales más importantes, existen más de 23 variedades de minerales que los constituyen y participan muy activamente en el control del metabolismo general y en la conservación del adecuado funcionamiento de nuestros órganos y tejidos.
¿Qué es el tejido orgánico óseo?
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Ya hemos mencionado que el tejido óseo es un tipo especializado de tejido conectivo que constituye la parte más importante de los huesos.
Existen dos tipos de tejido óseo:
a) El tejido esponjoso que arquitectónicamente está formado por columnas llamadas traveculas y por espacios vacíos o cavidades que le dan un aspecto de red irregular, parecida a una esponja de mar. Entre las cavidades se encuentra alojada una parte de la médula ósea y es estructuralmente menos resistente que el tejido óseo compacto, este tipo de hueso se localiza principalmente en los extremos de los huesos largos y en las vertebras.
b) El hueso compacto que esta formado por una fusión a láminas de hueso superpuestas unas sobre las otras, lo que le da un aspecto duro y uniforme al hueso y por supuesto lo dota de una mayor resistencia. Este tipo de hueso se localiza principalmente en los huesos largos como el fémur, el húmero y el cráneo. El interior de estos huesos contiene a la medula ósea (el coloquialmente llamado “tuétano”).
¿Qué es la médula ósea?
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Es un tejido que rellena los pequeños espacios del hueso esponjoso y las grandes cavidades tubulares que existen en los huesos largos (hueso cortical). La médula ósea puede ser roja o amarilla. La amarilla está formada principalmente por grasa que sirve como una reserva de energía. La roja es donde se forman las células de la sangre. Aquí se encuentran las células progenitoras hematopoyéticas, cuya función primordial es la de dar origen a las células que circulan en la sangre: los glóbulos rojos que transportan oxigeno a los tejidos, los glóbulos blancos que actúan como defensa contra las infecciones, y las plaquetas, cuya función es evitar hemorragias.